Compositor, productor y cantaor, participa en el Festival Flamenco Universal, al igual que otras figuras del flamenco como Arcángel, Farruquito o Israel Fernández.
epe de Lucía (Algeciras, 25 de septiembre de 1945) es como el agua. Como los tangos que identifican el desgarro y el compás de Camarón de la Isla y Paco de Lucía. Como la letra que él mismo escribió para La Susi pero que finalmente Camarón hizo suya. «Siempre he mentao el agua. Es la base de la vida» y la suya, su trayectoria vital y profesional que es la misma, que de nuevo se hace carnal con un reconocimiento. Con el premio por su trayectoria artística y profesional que recogerá el 24 de noviembre en el Teatro María Luisa de Mérida en el marco del I Festival Flamenco Universal que, durante cuatro días, envolverá a la capital extremeña en el maravilloso manto del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el que tanto tiene que decir la también patrimonial ciudad. Al día siguiente se subirán a las tablas del María Luisa Israel Fernández, y Diego del Morao, el 26 será el turno de la cantaora y Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes Mayte Martin y, como broche final, al día siguiente, Farruquito y Cía. En la noche de Pepe de Lucía, tras ese merecido homenaje, el onubense Arcángel será el encargado de abrir este festival que está llamado a quedarse. «Son cantaores que me gustan mucho. Israel Fernández aporta una entrega y un vibrato muy bonito, afina muy bien y es muy buen aficionado. A Israel le gustan los cantaores viejos, como a Arcángel».
Mecer las palabras
Pepe de Lucía se acompaña hablando. Le gusta medir y mecer las palabras. Se reconoce cómodo compartiendo anécdotas, vivencias y sueños; y se siente muy honrado de venir a Extremadura a recoger este galardón que sumará, entre otros, al último Grammy Latino que ostenta el algecireño que recibió, en la categoría al Mejor Álbum de Música flamenca por su último trabajo ‘Un nuevo universo’, en la 22 edición de los Latin Grammy en Las Vegas (EEUU). Un disco producido por su buen amigo Alejandro Sanz y que cuenta con las primas y bordones de Vicente Amigo y Diego del Morao. «Todo tiene su momento, no puedes levantar al tiempo porque es peligroso porque cuanto antes llegas, antes caes, pero hay dos que no caerán nunca, mi hermano Paco, genio entre los genios, y Camarón».
Compositor, productor y cantaor con un oficio que suma seis décadas desde que comenzase a buscar en el flamenco la manera de sobrevivir, junto a su hermano Paco de Lucía, en esa férrea disciplina a la que les sometió su padre sabedor que era la única oportunidad que tendrían para ganarse la vida. Un férreo trabajo del que también Camarón dio cuenta.
La responsabilidad
Quizás, a raíz de todo aquello, de las ‘fatigas’, las ‘penurias’ y el trabajo incansable mano a mano con el flamenco, a Pepe de Lucía le nace esa responsabilidad que siente, tan extrema y generosa, con el público. «Yo no hago un disco si no lo hago bien porque el responsable soy yo; y cuando actúo igual. Le tengo un miedo atroz al público. Siento mucha responsabilidad, es a lo que más miedo le tengo, ¿por qué? Porque me hace temblar las piernas, resfriarme sin estarlo, preocuparme sin tener problemas. Le tengo tanto cariño y tanto respeto que para mí significa todo salir a un escenario. Que el público me quiera y respete me importa más que mi propia vida».
Y volvemos a hablar de Extremadura, de Mérida, del festival y de esa noche sobre la que reconoce que «no tengo idea de lo que va a pasar, no me han contado nada, ¡a ver qué me tienen preparado! Le tengo mucho respeto al público extremeño porque es muy entendido».
Y lo dice con la misma ilusión con la que habla de Porrina de Badajoz. Ese ‘siñorito’ que puso a Extremadura en el mapa tras llegar a Madrid en los años 50 al prestigioso Tablao Villa Rosa, donde comenzaría a codearse con aquellos que podían costearse las fiestas privadas. «Mi hermano Paco y yo íbamos a verlo a su casa en la calle Jorge Juan cuando cayó enfermo»; ¿y cómo era Porrina, maestro?, le pregunto: «Era como un niño pequeñito, alegre, legal al máximo, un pedazo artista y un hombre entero de los pies a la cabeza con una nobleza…, Porrina era como un niño pequeño, sin ninguna maldad», destaca.
Recuerdos de Porrina
Porrina de Badajoz, que pasará a la historia no solo por sus fandangos, por su voz madura, plasticidad y color, sino también por esa indumentaria tan característica: gafas oscuras, chorreras, las chaquetas de fantasía, zapatos verdes y su inconfundible clavel rojo en la solapa. «Sin saberlo, sin ni siquiera imaginárselo, se estaba convirtiendo en un icono del pop americano. Iba vestido de rojo, de colores, con zapatos verdes, y con un coche Chevrolet turquesa, ¡y con chófer! ya él, en esa época, hacía lo que hace ahora la gente joven», recuerda.
¿Qué cree que diría su hermano Paco de Lucía del flamenco actual? le pregunto. «Él era de pocas palabras y era pura ciencia. Creo que en dos frases lo hubiera dicho. Manolo Sanlúcar también lo dijo, pero en tres. Él decía: hay tres tipos de flamenco: para bailar, para escuchar y el flamenco para mover el culo. Yo he escuchado a Bob Marley mucho y hacía música con una elegancia infinita; ahora no, ahora todo es bombombom que es la clave de la música, pero sin marcar con el contrapunto…, y con esa música la gente, lo que hace, es irse a la barra y luego, ¿y luego qué? ¡a mover el culo!, ¡Es que a mí me gusta decir la verdad!».
¿Y qué le diría «de verdad» a alguien que quiera dedicarse al cante? «que se dejara de cantar y que se hiciera un buen promotor para sacar a la gente buena al mercado, ¡que fuera mánager!».
Pepe de Lucía llegará a Mérida el próximo día 24 pero nunca se ha ido. Sus letras están muy presentes en el imaginario de los aficionados, y también de todo aquel que quiera ‘escuchar’, escuchar de verdad los tercios que sostienen nuestros cantes identitarios o, ¿quién creen ustedes que nos levanta ‘Al alba’:
‘Tú te marchaste al alba, llenaste mi cuerpo, con el fuego de tu amor y te fuiste al alba’ cada vez que La Kaíta se arranca?
Fuente: elperiodicoextremadura.com